La Visión y el Aprendizaje

¿Puede tener mi hijo una alteración visual que le esté afectando en su rendimiento escolar?

Cuando hablamos de problemas visuales que puedan afectar al rendimiento escolar, es muy frecuente pensar en defectos como la miopía, hipermetropía o astigmatismo que causan visión borrosa, y en consecuencia disminución en la atención.

Generalmente cuando se habla de visión se asocia a la capacidad de distinguir las imágenes con claridad, pero sin restar importancia a esta habilidad, existe unas cuantas más que componen la visión y totalmente necesarias para el aprendizaje.

En el momento que el niño empieza a aprender a leer, es necesario que los ojos se muevan de forma coordinada y totalmente independientes del movimiento de cabeza. Esto ocurre aproximadamente entre los 5 y 6 años que es cuando el sistema visual alcanza prácticamente su madurez. Cuando no es así, el niño salta líneas, hace saltos inadecuados entre palabras y/o realiza inversiones...

Cuando los ojos no se coordinan de forma adecuada entre sí, podemos encontrar problemas de visión doble, o posturas inadecuadas para evitarlo. En casos extremos esta falta de coordinación puede causar un estrabismo y apreciaremos como uno de los ojos está desviado hacia dentro o hacia fuera.

Otras de la habilidades importantes en la visión es la capacidad que tenemos para hacer cambios de enfoque (copia de la pizarra al papel) o mantener el enfoque en un determinado punto de fijación durante un tiempo prolongado, como puede ser la lectura.

Pero debemos entender que los ojos no funcionan solos, si no que están integrados en un cuerpo y a este cuerpo los rige el cerebro, por ello hemos de tener en cuenta las habilidades visuo-perceptivas, que son las herramientas que tenemos para entender la información que llega a través de nuestros ojos, como por ejemplo la memoria o discriminación visual entre otras.

Como hemos dicho, la visión no funciona por sí sola, si no que se ha de integrar con el resto de sentidos para dar un conocimiento global del entorno. Por ello, los optometristas especialistas en visión infantil estudiamos la importancia de la integración visuo-motora (coordinación ojo-mano), integración visuo-auditiva, y la relación del cuerpo en el espacio, o  mejor dicho como el niño entiende sus referencias corporales y las traspasa al espacio, (lateralidad).

Las habilidades visuales que no se han desarrollado con total eficiencia, pueden mejorarse mediante un programa de terapia visual, que consiste en unos ejercicios dirigidos a potenciar el rendimiento visual.

A continuación nombraré unos síntomas que el niño puede manifestar y nos pueden alertar si está relacionado con un problema visual:

• Visión borrosa
• Se rasca los ojos con frecuencia.
• Parpadea excesivamente, ojos rojos y/o irritados.
• Lagrimeo frecuente.
• Guiña los ojos para mirar.
• Dolor de cabeza.
• Visión borrosa al cambiar de cerca a lejos.
• Errores al copiar de la pizarra al papel.
• Leer y/o escribir demasiado cerca del papel.
• Falta de concentración
• Desviar o taparse un ojo al leer o escribir.
• Visión doble.
• Girar la cabeza frecuentemente al escribir.
• Funciona bien en trabajos orales pero no escritos
• Saltar o repetir líneas al leer.
• Velocidad de lectura lenta.
• Mala comprensión
• Inversiones de letras y números.